Me declaro una amante empedernida de la música, no hay nada que genere la adrenalina que me genera encontrar una canción que escuché un día y quedo grabada en mi mente (en estos tiempos es tan fácil con el shazan, el google y demás encontrar una canción, pero de donde yo vengo no era tan sencillo, algunos de ustedes no me dejarán mentir) o descubrir un desconocido para mí, que vive al otro lado del mundo y que hace buena música y por supuesto encontrar una versión inédita, única de una canción de alguno de tus artistas favoritos.
Por más que la vida, los proyectos, los sueños, compromisos e inclusive el único e inigualable proceso de enamorarse de alguien y vivir el amor nos absorba, siempre habrá un momento en que nosotros, los incondicionales de la música, seremos seducidos por esa amante que capturó nuestro corazón desde mucho tiempo atrás, siempre habrá una Sullivan Street que nos haga el día.
Este post está dedicado a todos los que hemos literalmente amanecido pegados a la computadora, movidos por la emoción que genera estar en una "racha" de buena música, decenas y decenas de canciones que te llenan de satisfacción y que despiertan tu interés en otras tantas docenas más. Ese placer secreto de tener una canción que la sentís como un placer íntimo y único tuyo, algo que no compartís con cualquiera, lo reservas para ocasiones especiales o para compartírselo a una persona que sentís que va a entender lo que la hace especial. Mi colección de música no es para mí un objeto de entretenimiento, ni recurro a ella para animar un día o crear la atmósfera correcta para el momento. Mi colección de música es un secreto objeto de afecto y orgullo, para la mayoría de la gente esto puede resultar absurdo, pero sólo el que sea un obseso amante de la música como yo puede entenderme.
Y finalmente los dejo con la canción que me hizo desempolvar este blog después de 3 años de mi último post, esta es la canción que despertó mi gigante dormido.