La música.
No podía ser otra porque ha sido la primera siempre. Mi vida la recuerdo en canciones, calculo mi edad por el reproductor de música que tenía en ese momento y ha habido en mí siempre un placer natural e inmediato al oír una buena canción por primera vez. Recuerdo muy bien una enfermedad larga en la que estuve en cama un buen tiempo y mi compañía era un mini radio de pilas en el que apenas alcanzaba a sintonizar la estación de radio que quería. Pasaba horas sola en mi cuarto y mi compañía eran esas canciones que hacían más ligero el malestar y no importa cómo estuviera, una nueva canción que me gustara siempre eran cinco minutos de novedad, un entusiasmo renovado que me hacía pensar que todo estaría bien. Veintiocho años después, no hay mejor antídoto para la depresión y ansiedad que oír una canción desconocida para mí y decir "¡qué buena rola!".
Luego viene la adrenalina de decir ¿Y quién la canta? ¿Cómo es que no los conozco? Y hoy en específico dije ¡Y existen desde el año 1994! ¡Qué pecado! ¡Por favor, que no me muera del COVID-19 porque todavía hay tanta música por escuchar!
Siempre seré esa niña de doce años que se compró un reproductor de radio cassette con su primer sueldo, porque no había nada que la entusiasmara más que la idea de comprar cassettes en blanco y grabar canciones de la radio. La que pedía a su mamá la llevara el domingo a poner un telegrama al periódico para ganarse un cassette de Collective Soul (los centennials no tienen ni una idea de lo que digo). Pasé por radio cassetera, reproductor de CD, reproductor MP3, luego last.fm, grooveshark (perdí buena música allí, no se los perdono) y ahora estoy en spotify.
Los millenials y centennials con su Shazam, Spotify, Youtube y mil sugerencias de música que reciben al oir una canción jamás entenderán lo que era ser un apasionado de la música en los ochentas y noventas. Cuidabas la música que descubrías como si hubieras descubierto la máquina de transportarse en el tiempo de "Dark", en serio. En una cita, un apasionado de la música como yo me dijo: "para que te pase mis canciones tendríamos que tener mucha más confianza, ni a mi mejor amigo se las paso" y yo lo encontré...lógico.
No Te Va a Gustar es la banda que me trajo de nuevo a la vida, la que de haberla conocido en el año 1994 seguramente habría metido en una caja fuerte que sólo compartiría con un selecto grupo de amigos que buscaban música hasta debajo de las piedras como yo. Es una pena oírlos por primera vez hasta hoy pero ha sido una bocanada de aire fresco para mi vida durante una racha de ánimo bajo en el que me había metido por esta pandemia. La canción que me sacó de mi letargo emocional es "Tan Lejos".
Muchos de los que lean este post dirán "si esa canción es vigésima y famosa, cómo es que nunca la ha oido", permítanme decirles que en mi terruñito centroamericano cuesta mucho acceder a música suramericana, ya oir bandas argentinas más allá de Soda Stereo, Rata Blanca o Babasónicos es una proeza, ahora escuchar música uruguaya es hablar de palabras mayores. Escuché la canción por primera vez porque es la música de entrada de un programa de radio argentino que se llama Fútbol 910. En ese momento estaba encerrada por pandemia y esta canción me llevó a salir de un estado de letargo, tristeza y desánimo. La música nos ayuda a trascender, a darnos un sentido, a ponerle palabras a un estado de ánimo y a sacar la bronca que llevamos dentro.
Empecé este post hace un año, el 17 de julio de 2020 específicamente. Jamás pensé que una año después esta canción nuevamente le pondría palabras a mi estado de ánimo. Hace un año no pensé que estaría lejos de la persona con la que la escuché por primera vez. Oigo "adentro llueve y parece que nunca va a parar, y va a parar" y un pedazo de mi se quiebra. Yo "cantando a pesar de las llamas" y el "no quiero volver a tu lado, creo que me gusta así" nunca tuvo más sentido. Hay canciones que marcan algo en tu vida, que te acompañan siempre, como la que le dio nombre a este blog y ahora se suma esta. "Tan lejos" para mi es el parteaguas, una canción que me obliga a sentir, que me saca de mi zona de confort y me instiga a ponerle nombre a lo que siento.
Las obras se completan con ese otro que ve, que escucha, que siente. Me encanta este blog Karla y la sensibilidad de tus palabras me inunda de música. Me dan ganas de ir a zambullirme en nuevas canciones. Muchas gracias
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