Me sentía un poco frustrada de no encontrar una película reciente que me inspirara a escribir y tenía que llegar Clint Eastwood con una de sus obras maestras: El Gran Torino. Pase del odio al amor con Walt Kowalski (Clint Eastwood), pasé de verlo como un pobre viejo racista sin decencia a verlo como lo que debe en sí ser la decencia. Empecé sintiendo pena por tener un corazón lleno de ira y resentimiento hacia sí mismo y hacia el mundo y terminé admirándolo por su fuerte sentido del deber y lo correcto y lo incorrecto. Bajo mi óptica, lo que hace a esta película cautivadora es el excelente trabajo de los novatos Nick Schenk y Dave Johannson (descubrí que es su primer trabajo para la pantalla grande), a quienes se les debe el guión y exquisita historia de la que está hecha esta película....adoro el tono inteligente y sarcástico de cada palabra que sale de la boca de Walt, el guionista lo convierte en un personaje ácido pero ante todo acertado.
Clint Eastwood nos muestra aspectos importantes de la realidad que los Estados Unidos de Norte América viven actualmente, la diversidad cultural románticamente se puede ver como un paraíso donde personas de diferentes culturas cohabitan respetándose y enriqueciéndose unas a otras, pero la realidad es que la falta de sentido de pertenencia y el apego a una identidad cultural que cada día amenaza con desaparecer son la realidad de cientos de miles de migrantes que viven en los Estados Unidos de Norteamérica.
Esta no es una película bonita, no tiene ni un inicio ni un final feliz y esto lo hace una película...grande.
Hola amiga!!! Ya me dieron ganas de ver esa peli. Clint Eastwood siempre es y ha sido grande como tú dices. Desde la época de El bueno, el malo y el feo y "Por unos dólares más", simplemente es lo máximo. Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo, él se hace director y lo sigue haciendo magistralmente.
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